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Prótesis de Cadera sobre Displasia Alta de Cadera.

La displasia
de cadera.

Se conoce como displasia alta de cadera, según Hartofilakidis o displasia tipo IV de Crowe a aquella situación en que la cabeza del fémur está completamente fuera de su posición natural u original. El desplazamiento proximal de la misma es superior al 100% de la altura del acetábulo.

La artroplastia total de cadera en los casos con displasia alta es un procedimiento muy complejo que exige un alto grado de superespecialización.

La displasia de cadera es una malformación de la cadera que consiste en que la cabeza del fémur no está correctamente centrada y cubierta por el hueso de la pelvis, el acetábulo. Por ejemplo, niños que nacieron con la cadera fuera de sitio y la articulación no se desarrolló debidamente, bien por falta de diagnóstico y fueron tratads de manera normal.

Además, existen grados de displasia de cadera que también definen los grados de complejidad.

luxación tipo displasia o malformación de la cadera

¿Cómo se trata la displasia de cadera?

Existen grados de displasia de cadera que también definen los grados de complejidad en el tratamiento quirúrgico de la displasia de cadera.

▶️ La complejidad de la cirugía de displasia de cadera surge de la deformidad anatómica de la pelvis y el fémur. Colocar los componentes en el sitio correcto para que la articulación tenga una función óptima requiere de mucho entrenamiento y conocimiento previo.

▶️ Las complicaciones que surgen de esta cirugía requieren de una gran especialización en técnicas y una planificación quirúrgica excepcional y controlada por la experiencia.

Vídeo del Dr. Villanueva acerca de la Displasia de Cadera.

Cirugía de prótesis de cadera sobre displasia alta de cadera.

La artroplastia total de cadera en los casos con displasia alta es un procedimiento muy complejo que exige un alto grado de superespecialización.

La mayor parte de los cirujanos que implantan prótesis de cadera no realizarán una prótesis de cadera sobre displasia alta de cadera en toda su carrera profesional.

La complejidad radica en la distorsión anatómica y la falta de hueso en el acetábulo original. La deformidad y el exceso de anteversión femoral y la edad del paciente (son pacientes jóvenes), obliga a buscar la reconstrucción con mayor supervivencia o duración posible de la prótesis. De la misma manera, en el momento de la cirugía, se intentan asentar las bases para una futura reintervención, si fuera necesaria, al cabo de 15, 20 o 25 años.

El principal factor que va a determinar cuánto duran, es decir, la supervivencia de las prótesis total de cadera en una displasia alta de cadera es la restitución del centro de rotación original.

En la zona donde debió estar la cadera o el cotilo original (“paleocotilo”) hay poco hueso y además hay que descender mucho el centro de rotación, lo que puede asociarse a lesión del nervio ciático.

La planificación preoperatoria y de la técnica quirúrgica de la cirugía de prótesis de cadera sobre displasia alta de cadera son fundamentales.

Planificación y técnica quirúrgica de prótesis de cadera sobre displasia alta de cadera.

Prevenir las complicaciones y adelantarse a ellas para minimizar los riesgos y complicaciones de la prótesis de cadera sobre displasia alta de cadera.

El abordaje posterolateral nos permite controlar el nervio ciático, el fémur, y descender el centro de rotación hasta el cotilo original o “paleocotilo”.

Hemos de tener prevista la posibilidad de colocar un cotilo de pequeño (44mm-46mm) con el diámetro mínimo para insertar una cabeza de 28mm y un par de fricción cerámica-cerámica o cerámica-polietileno, si el paciente es joven, o metal con polietileno de 22mm de diámetro si el hueso remanente es muy pequeño y no cabe un cotilo mayor con los sistemas actuales.

Es fundamental, como parte de la planificación quirúrgica de la prótesis de cadera sobre displasia alta de cadera, considerar una osteotomía de acortamiento subtrocantérica de 2-3cm para obtener un alargamiento real de 1-2cm, sin comprometer la función del nervio ciático, aunque esta complicación siempre puede aparecer.

El desarrollo quirúrgico, utilizando una vía posterolateral, comprende la liberación del glúteo mayor, los músculos rotadores cortos y las estructuras capsulares.

Si es necesario puede liberarse, parcialmente, el psoas. Preservamos el glúteo mínimo y el glúteo medio. Identificamos la cabeza displásica y realizamos una osteotomía basicervical horizontal para adaptar el corte a la prótesis prevista.
Desde el neocotilo (el cotilo anormal, colocado alto en la cara lateral de la pelvis) realizamos una disección distal del iliaco hasta encontrar la depresión que marcaba la posición del acetábulo original buscando descender el centro de rotación (generalmente 4-5cm).

En la depresión que indica el acetábulo original realizamos el fresado progresivo, empezando con una fresa de 36mm, verificando en cada paso la columna posterior y el trasfondo acetabular. Nuestro objetivo debe ser restaurar el centro de rotación original, no dejarlo superior ni lateral, pues esto se asocia a mayor porcentaje de fracasos precoces.

Hemos de encontrar un equilibrio entre conseguir un diámetro que nos permita la utilización de una cabeza de 28mm de diámetro y no perforar más del 20-25% del trasfondo acetabular. Alternativamente podemos colocar un injerto superior, si es posible con la cabeza femoral del paciente, suplementado con tornillos independientes. Así aumentamos la cobertura, el contacto del cotilo metálico con hueso nativo y la incorporación del mismo y podemos ganar masa ósea para una futura cirugía de revisión.

El uso de metal trabecular u otros recubrimientos porosos nos puede facilitar la incorporación del cotilo y del injerto. Generalmente suplementamos el cotilo, en los casos con displasia alta de cadera con tornillos de esponjosa.
A continuación preparamos la diáfisis. Nuestra elección suele ser una prótesis modular metafisaria (S-ROM, De Puy ó Emperiom, Smith and Nephew).

Preparamos la diáfisis sobrepasando la zona de fresado en 3-4cm, que es la zona de acortamiento generalmente prevista.

La preparación uniforme del canal femoral previa a la osteotomía es un factor de seguridad que evita la fractura del segmento metafisario.
Realizamos la osteotomía unos tres centímetros por debajo del trocánter menor, dejando sitio para la vaina metafisaria de la prótesis modular.

El acortamiento se puede realizar con una osteotomía recta, que facilita la manipulación, o en escalón, que ayuda a la reducción exacta pero es más difícil de manejar.

La posibilidad de monitorización del nervio ciático controlada por el Servicio de Neurofisiología es un factor de garantía en la cirugía de prótesis de cadera sobre displasia alta de cadera para no lesionar el nervio con nuestras maniobras de reducción de la osteotomía y de alargamiento de la pierna, aunque esta opción no siempre está disponible.

Alternativamente, el cirujano puede considerar realizar un “test del despertar” o una palpación directa de la tensión del nervio, pero estas maniobras son menos seguras.

Casos clínicos de prótesis total sobre displasia alta de cadera.

Paciente de 29 años de edad con displasia alta de cadera y material de osteosíntesis en la cadera de una operación de la infancia. No tenía báscula pélvica pero si acortamiento.

No se realizó osteotomía de acortamiento.

Se hizo un test del despertar que fue positivo. Pese a ello desarrolló una parálisis del CPE, que se recuperó completamente al año de la intervención. Control posquirúrgico.

La paciente camina sin bastón, con levísima cojera y sin dolor tras la cirugía de prótesis de cadera sobre displasia alta de cadera. Tiene un arco de movilidad casi completo.

En la imagen, control postquirúrgico.

En el fémur, en la zona subtrocantérica se aprecia una zona de hueso escleroso que dificulta el fresado de la diáfisis femoral.

La planificación preoperatoria ha de tener en cuenta la disponibilidad de material específico para solventar esta dificultad y prevenir la fractura de la diáfisis del fémur.

radiografía de paciente de 29 años con displasia de cadera

Paciente de 40 años de edad con grave deformidad bilateral y displasia tipo IV de la cadera izquierda.

La cadera era dolorosa, invalidante y tenía un pobre arco de movilidad.

Se han cerclado los fragmentos de la osteotomía de acortamiento y se ha suplementado con una placa de síntesis.

Por el tamaño del fémur tuvimos que usar una placa de húmero.

La evolución fue satisfactoria con mejoría de la función y del dolor como en los casos previos.

Control post-operatorio en las imágenes.

deformidad bilateral y displasia tipo IV de la cadera izquierda
paciente con displasia tipo IV de la cadera izquierda

Paciente de 44 años de edad diagnosticada de displasia alta Crowe IV de la cadera derecha por luxación congénita. Presentaba dolor invalidante y claudicación no controlada con analgésicos continuos. En la exploración presenta una diferencia de longitud entre las extremidades de 2cm, cojera franca, con signos de Trendelemburg y Stinchfield positivos, una flexión de 40º, rotación interna abolida, rotación externa de 80º, abducción de 15º y aducción de 40º. Se decide realizar una artroplastia total de cadera sobre displasia alta de cadera.

Se realiza una artroplastia total de cadera utilizando componentes modulares con par de fricción de bajo desgaste: cerámica-cerámica: biolox forte. Para limitar el riesgo de lesión del nervio ciático se realizó una osteotomía de acortamiento subtrocantérica, que se cercló. Se realizó un autoinjerto de la cabeza femoral, fijado con dos tornillos de esponjosa, pensando en aumentar la reserva ósea para cirugías en el futuro.

Abajo, imágenes intraoperatorias. Se observa la cabeza del fémur autoinjertada, el cerclaje de la osteotomía subtrocantérica y los componentes. Vástago modular S-ROM y cotilo Pinnacle con par de fricción de cerámica Biolox-Delta.

Se consiguió la consolidación de la osteotomía y la restitución del centro de rotación. Se mantuvo a la paciente con una ortesis de abducción durante casi tres meses, porque en estos casos no existe propiocepción, que permita controlar las posiciones de la cadera, hasta pasados meses, pues la cadera no ha estado en su sitio desde el nacimiento.

La paciente no tenía dolor, caminaba sin bastón y la función mejoró durante los dos años siguientes a la operación.

Tras la operación el arco de movilidad era de 100º flexión, 25º rotación interna, 70º externa, abducción 40º y adducción 60º.

La paciente no tenía dolor, caminaba sin bastón y la función mejoró durante los dos años siguientes a la operación.

Camina sin bastón y sin limitación. Persiste una leve cojera.

Prótesis Total Sobre Displasia Alta de Cadera

Displasia alta de cadera. La cabeza femoral está completamente fuera de su posición natural con un ascenso superior al 100% de la altura del acetábulo.
Radiografías preoperatorias: AP en máxima abducción y axial.

Paciente de 44 años de-edad diagnosticada de displasia alta Crowe IV

Planificación preoperatoria. Considerando la osteotomía de acortamiento, la posición del cotilo metálico y la osteotomía del cuello del fémur.

cirugía de displasia alta de cadera

La cabeza displásica se injerta en el techo acetabular y se fija con tornillos de esponjosa.

Operación y tratamiento de displasia alta de cadera

Control post-operatorio de la cirugía de prótesis de cadera sobre displasia alta de cadera. Consolidación de la osteotomía.

Vía de abordaje de la cirugía de prótesis de cadera sobre displasia de cadera.

Nuestra preferencia de abordaje quirúrgico en las prótesis de cadra sobre displasia alta de cadera es utilizar la vía posterolateral, que facilita la protección y monitorización del nervio.

Además, podemos minimizar la lesión de los abductores y tendremos fácil acceso al acetábulo y a la cara lateral y posterior del fémur, donde realizaremos la osteotomía de acortamiento.

Otros autores recomiendan los abordajes ampliados con osteotomía trocantérica o transfemoral en casos de deformidad del fémur proximal. Nosotros, en ausencia de esta, hemos de pensar en la dificultad de reducción de la osteotomía, una vez realizado el alargamiento previsto, y en el debilitamiento de un hueso, generalmente atrófico o deformado.

Saber mas: sobre abordajes quirúrgicos de prótesis de cadera.

Posición del acetábulo en la prótesis de cadera sobre displasia alta de cadera.

Es el principal factor de predicción, junto con la edad del paciente, del resultado funcional o clínico y de la supervivencia del implante de la prótesis total sobre displasia alta de cadera.

Es decir, cuánto va a durar la prótesis. El cirujano puede colocarlo en su sitio displásico, sobre el iliaco (en una zona donde este se adelgaza y suele faltar profundidad) o bien descenderlo hasta su centro de rotación teórico.

Dejar el cotilo en un centro de rotación alto o lateral se asocia a mayor riesgo de aflojamiento precoz, pero también a otros problemas como un pobre balance de la musculatura abductora, con cojera y falta de fuerza, inestabilidad por pinzamiento isquiático y, además, no corrige el acortamiento de la pierna operada, por lo que no es la mejor solución.

La colocación del cotilo en el verdadero acetábulo con adecuada cobertura del mismo por hueso nativo es un factor de éxito y supervivencia de la artroplastia de cadera sobre displasias. Realizar o no un autoinjerto de la cabeza femoral displásica puede aumentar la reserva de hueso para el futuro o permitir poner un cotilo de mayor tamaño apoyado en hueso del paciente. Un cotilo de mayor tamaño contribuye a mejorar el rango de movimiento de la prótesis y a reducir la posibilidad de luxación de la misma.

Otras ventajas de colocar el cotilo de la nueva prótesis de cadera en el lugar donde originalmente debió estar la cadera permite la restitución anatómica del centro de rotación y la corrección de la diferencia de longitud de las extremidades mejorando el patrón de marcha y reduciendo la cojera. La localización del centro de rotación tan medial, inferior y anterior como sea posible es el factor principal en la transmisión de cargas en la cadera y, por tanto, uno de los principales factores pronósticos en cuanto a supervivencia de la reconstrucción.

Existen dos problemas para el descenso del acetábulo a su posición natural. La posible lesión del nervio ciático y la falta de cobertura del cotilo metálico debido a la displasia ósea y la falta de profundidad del acetábulo o del cotilo óseo original (“paleocotilo”).

En la displasia tipo IV de Crowe el paleocotilo presenta un diámetro antero posterior pequeño unido a un déficit de soporte superior.
Para solucionar esto, puede optarse por poner un cotilo pequeño no cementado anclado en hueso nativo, por la colocación de un cotilo medicalizado hasta el trasfondo acetabular (“protrusión acetabular”), por crear una fractura transacetabular o un defecto de aproximadamente el 25% del área acetabular, dejando el cotilo protruído y fijándolo en los bordes del acetábulo (“cotiloplastia”), o por apoyar parte del acetábulo en un injerto, preferentemente autólogo, con la cabeza displásica y colocar un cotilo de mayor tamaño.

Todas estas opciones tienen buenas tasas de supervivencia publicadas, siempre que se restituya el centro de rotación a su posición teórica.
Otra opción posible, es colocar un anillo antiprotrusión y un polietileno cementado o simplemente un cotilo cementado con una cabeza de 22mm de diámetro.

En caso de defecto superior del acetábulo, el autoinjerto de la cabeza femoral es el procedimiento de elección recomendado en la literatura médica, siempre que soporte más del 30% de la superficie de contacto del acetábulo.

radiografía de displasia tipo IV de Crowe

Autoinjerto de la cabeza femoral que permite aumentar la reserva ósea y colocar un cotilo de mayor diámetro, lo que puede mejorar la movilidad de la prótesis y reducir la posibilidad de luxación.

Supervivencia de la prótesis en la cirugía de en la prótesis de cadera sobre displasia alta de cadera.

La supervivencia de los vástagos femorales cementados y los no cementados es peor que en las prótesis primarias por causa no displásica, pero no es estadísticamente significativa entre los diferentes grados de displasia de cadera.

Ya hemos visto en el capítulo de prótesis de cadera en el adulto joven que existen modelos y conceptos probados con más de 25 años de experiencia y excelentes resultados, pero las dificultades anatómicas en el fémur y en el acetábulo, en las caderas displásicas, hacen que las posibilidades de obtener un resultado peor sean mayores, por lo que el superespecialista ha de conocer los problemas específicos y las alternativas quirúrgicas.

Los principales problemas en el lado femoral son la dificultad para conseguir fijaciones a presión por la deformidad femoral, la falta de consolidación de las osteotomías por insuficiente fijación distal y el dolor o efecto punta causado por la rigidez del implante o la falta de estabilidad torsional.

Una anteversión femoral anormal, una osteotomía femoral previa y un canal femoral pequeño son indicaciones para utilizar un vástago femoral modular.

En el caso de la osteotomía de acortamiento la principal complicación reflejada en la literatura es la falta de consolidación y esta se asocia a una insuficiente fijación distal o al uso de vástagos cementados o vástagos curvos que no consiguen una buena fijación distal.

La estabilidad torsional de los vástagos modulares es equivalente a la de los vástagos cementados por lo que resultan efectivos en la estabilización de osteotomías subtrocantéricas en casos de displasia alta de cadera.

Además, estos vástagos transmiten la carga al fémur proximal estimulando la consolidación ósea de la osteotomía y evitan la necesidad de realizar osteotomías de rotación del fémur proximal. Generalmente estos vástagos (S-ROM, De Puy; Emperiom, Smith and Nephew) tienen aletas y están hendidos en la parte final, permitiendo la estabilidad rotacional y la disminución del efecto punta.

Por su modularidad, permiten la fijación independiente metafisaria y diafisaria y, además, el control independiente de la versión femoral, colocando el implante definitivo en anteversión o en retroversión con independencia de la posición optima de fijación de la vaina metafisaria.

Otra ventaja de estos vástagos es que disponen de diferentes medidas de cuello femoral verticales y horizontales (“off-set”) para restituir el momento abductor (la tensión y brazo de palanca de la musculatura glútea).

En nuestro criterio este tipo de implante modular es de elección para caderas displásicas porque su versatilidad permite al cirujano corregir los errores intraoperatorios y minimizar las complicaciones.

Lesión del nervio ciático en la cirugía de prótesis de cadera sobre displasia alta de cadera.

La colocación del acetábulo en su centro de rotación natural condiciona un alargamiento de la extremidad que puede provocar la parálisis del nervio ciático.

La elongación del nervio, los traumatismos o compresión con el instrumental o el cizallamiento con las estructuras adyacentes pueden dañar el nervio. También una excesiva liberación muscular y tendinosa podría dejar el nervio menos protegido a las maniobras de tracción.

Las alternativas para evitar una distracción excesiva son:
a-realizar una osteotomía del trocánter mayor, acortar el segmento proximal del fémur y reanclar el trocánter distalmente
b- realizar una artrodiastasis (distracción o elongación de la articulación) con fijador externo durante 1-2 semanas
c-realizar una osteotomía de acortamiento subtrocantérica, que es nuestro procedimiento de elección
d-realizar una osteotomía supracondílea del fémur, de acortamiento y rotación, en el mismo tiempo quirúrgico.

Estos dos últimos procedimientos son más complejos pero permiten preservar la zona metafisaria proximal y realizar correcciones rotacionales y angulares.

En el caso de la osteotomía subtrocantérica los resultados son predecibles con tasas de pseudoartrosis inferiores al 10%. La adecuada fijación distal es el principal factor determinante de la consolidación de la osteotomía.

En caso de ser necesario se aconseja realizar un cerclaje de la osteotomía con aloinjertos o suplementar la reconstrucción con una placa.

La monitorización del nervio ciático, cuando está disponible, es un elemento de seguridad que permite reducir las complicaciones de este procedimiento.

Discusión médica acerca de la prótesis total sobre displasia alta de cadera.

En la displasia alta de cadera, según Hartofilakidis o displasia tipo IV, según Crowe, la cabeza está completamente fuera de su posición original siendo el desplazamiento proximal de la misma, superior al 100% de la altura del acetábulo.

Los factores que afectan a la supervivencia de una prótesis, en los casos de displasia alta de cadera, son:

▶️ la severidad de la misma,
▶️ la falta de contacto óseo lateral,
▶️ la contractura de los tejidos blandos y de la musculatura,
▶️ la posición del acetábulo,
▶️ la falta de cobertura del mismo por hueso nativo y
▶️ la falta de incorporación de los injertos o de consolidación de las osteotomías (del trocánter o subtrocantérica) que han de realizarse para evitar el daño del nervio o para el desarrollo de la cirugía.

El cirujano debe elegir el procedimiento más adecuado, versátil y reproducible desde la vía de abordaje hasta el tipo de implante que se va a utilizar, para minimizar las complicaciones y obtener resultados predecibles y duraderos.

Complicaciones o dificultades en la operación de displasia de cadera.

La complejidad de la cirugía de displasia de cadera surge de la deformidad anatómica de la pelvis y el fémur. Colocar los componentes en el sitio correcto para que la articulación tenga una función óptima requiere de mucho entrenamiento y conocimiento previo. Se necesita una gran especialización en técnicas y una planificación quirúrgica excepcional y controlada por la experiencia.

Para fijar el implante acetabular en el paleocotilo (cotilo original del paciente) son necesarias técnicas de reconstrucción especiales como la “cotiloplastia” o la “protrusión acetabular” o el “autoinjerto” del acetábulo con la cabeza displásica.
Para prevenir la lesión nerviosa se requiere un acortamiento femoral y para evitar la inestabilidad una prótesis modular que permita restituir la tensión de las partes blandas y una orientación apropiada de los componentes.

Pese a las dificultades de la técnica quirúrgica de la prótesis total sobre displasia alta de cadera, esta se puede reproducir obteniendo buenos resultados a medio y a largo plazo.

Testimonio de una cirugía de displasia de cadera.

Autora: Beatriz Pita

Me llamo Beatriz y, actualmente, tengo 38 años, a punto de cumplir los 39, con un nuevo rumbo en la vida, como si hubiera vuelto a nacer.

Nací con displasia bilateral de cadera. El pediatra que me atendió en el parto, dijo a mis padres que tuve el clic de caderas y que me llevasen a un traumatólogo lo antes posible.

Mis padres, me llevaron a distintos traumatólogos que, incluso con una radiografía de caderas, dieron un diagnóstico equivocado, por lo que mi vida siguió su rumbo.

A los 15 meses, seguía sin poder andar, simplemente me arrastraba e intentaba, de mala forma, ponerme de pie. De forma casual, un traumatólogo me diagnosticó displasia bilateral de cadera.

A partir de ahí se desencadenó una serie de operaciones quirúrgicas, cambios de escayolas y un sinfín de hospitales durante mi infancia, hasta los 7 años de edad.

Siempre me consideré un poco coja, enferma, ya que todo el mundo me preguntaba por mi cadera. A veces, pero con muy poca frecuencia, tenía dolores. Había movimientos que no podía hacer. Aun así, esquiaba, jugaba al tenis, montaba a caballo, patinaba, hacía bici e incluso una vez, me monté en parapente, y así pasó mi infancia, como una niña normal pero con una pequeña enfermedad congénita.

A los 17 años, en plena adolescencia, ocurrió una circunstancia que dio un giro a mi vida e infancia aparentemente normal, mi padre insistía en que tras jugar un partido de tenis o excederme un poco con el ejercicio tenía una ligera cojera. El médico me dio una solución, una operación en la cadera derecha que me cambiaría la vida (se llamaba Chiari), 3 semanas de hospitalización y después, libre para siempre.

Finalmente decidí operarme y fue cuando me di cuenta de que mi vida de antes era absolutamente normal, que no era coja y que casi no había nada que no pudiera hacer. Mis operaciones habían sido un éxito, aunque yo no fuese consciente de ello en aquel momento.

Mi cambio de vida tras la operación…

– Me quedé con unas cicatrices horribles, dolorosas, tan dolorosas, que estuve medicada y con terapia en la unidad del dolor, una de las cicatrices me pasó por un nervio. No podía ponerme muchísima ropa, cualquier contacto con la cicatriz, incluso ligeramente, era un dolor insoportable (nunca había tenido tanto dolor). Aprendí a ducharme sin tocarme la zona, me cambié mi forma de vestir por ropa interior de algodón y de 3 tallas más, pantalones anchos, etc.… fue un cambio de vida muy duro. Hasta tenía una excepción para no utilizar el cinturón de seguridad.

– Me quedó una disimetría, una diferencia de longitud, entre ambas piernas de más de 3 cm, por lo que tuve que llevar plantilla, se acabaron las sandalias, los zapatos de tacón o cuñas. Sólo zapato ancho y cómodo, donde cupiera bien la plantilla.

– El tema del peso también empezó a formar parte de mi vida, sí. Con 18 años y siendo muy delgada, siempre estaba obsesionada con mi peso, no podía engordar, me pesaba con frecuencia y los médicos me decían que no debería tener hijos pues mi cadera no aguantaría el peso.

– Se acabó el ejercicio físico, sólo podía nadar, con cualquier otro ejercicio, me dolía la cadera.

La cadera pasó de ser un elemento secundario en mi vida a ser lo primero, cualquier cosa que hacía, mi primer pensamiento era de mi cadera.

¿Podría hacerlo?, ¿sería capaz?, ¿tendría dolores posteriores si lo hacía?, ¿me cabría la plantilla?. Decidí, por propia convicción, que los dolores hay que aguantarlos, que los medicamentos al final no son buenos, y así, aprendí a vivir con dolor crónico…

Pasaron los años, conocí a mi marido y quise tener hijos, me arriesgué. El embarazo fue maravilloso, sin dolores, fue un alivio y con los años intentaba hacer una vida más o menos normal, aunque con dolores crónicos, pero los llevaba bien. Un día, con 37 años me fui a patinar con mis hijos (desde los 18 años no había vuelto a patinar), y… me caí. Se me movió la cadera, me dolió, pero se colocó y bien, me quité los patines y me fui a casa. Al cabo de un mes el dolor aumentó tanto que no podía andar, fue un antes y un después, ya vi que el final de mi cadera había llegado.

Así que, decidí ir a ver al Doctor Villanueva. Llevaba años sin verle desde su etapa en el Gregorio Marañón, pero era el doctor al que me remitieron tras la última operación. Él me había visto evolucionar desde los 18 años y siempre me ha dado mucha confianza hablar con él, su criterio y opinión.

Tras examinarme me dijo que podría aguantar todavía unos años, pero con el tiempo, vi que el dolor no remitía y me operé.

Ahora, os voy a hablar de mi vida actual, han pasado solo 4 meses desde que me operé de mi displasia bilateral de cadera, pero el cambio ha sido radical. No tengo dolores, no tengo cojera, no tengo disimetría, la pierna derecha ha vuelto a ser la dominante como buena diestra… Para llevar una vida normal, sin excesos (el Dr. me insiste en que puedo hacer bici, montañismo, equitación, esquí, gimnasio…), creo que la prótesis de cadera es tremendamente positiva.

La operación de displasia de cadera es mucho más suave que cualquier operación de cadera anterior (Salter, Chiari…). Al día siguiente de entrar en quirófano ya estaba andado (con muletas) y en una semana en casa.

Al principio no puedes hacer casi nada, es duro, los músculos están muy flácidos y todo debe volver a su sitio, pero la recuperación es rápida,  tienes que esforzarte y hay movimientos con los que tienes que tener cuidado, por ejemplo, correr, saltar, nadar a braza, cruzar las piernas, … pero, si realmente lo necesitas, el cambio es radical, realmente ha merecido la pena, creo que me ha hecho volver a nacer y ver las cosas desde un punto de vista más positivo, por fin, sin dolores crónicos…

Conclusiones de la displasia alta de cadera.

La artroplastia total de cadera en displasia alta Crowe IV es un procedimiento complejo, pero reproducible, en el que los principios del éxito son la restitución del centro anatómico con o sin suplementación ósea, la restitución del centro de rotación en el cotilo original o “paleocotilo”, pese a la falta de hueso y la fijación femoral precisas.

La selección de un par de fricción de bajo desgaste y la asociación de medidas para evitar el daño neurológico serán fundamentales para conseguir un éxito completo.

Para fijar el implante acetabular en el paleocotilo son necesarias técnicas de reconstrucción especiales como la cotiloplastia o la protrusión acetabular o el autoinjerto del acetábulo con la cabeza displásica.

La prevención de lesiones nerviosas requiere un acortamiento femoral y para evitar la inestabilidad una prótesis modular que permita restituír la tensión de las partes blandas y una orientación apropiada de los componentes.

Pese a las dificultades, la técnica quirúrgica es reproducible obteniendose buenos resultados a largo plazo.

Artículo escrito y verificado por el especialista en traumatología Dr. Villanueva.
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