Síndrome Compartimental Agudo o Isquémico: Síntomas y Fasciotomía Urgente
TRAUMATÓLOGO DR. VILLANUEVA
¿Qué es
el síndrome compartimental agudo?
El síndrome compartimental agudo, también llamado síndrome compartimental isquémico, es una urgencia traumatológica provocada por un aumento rápido y excesivo de la presión dentro de un compartimento muscular, lo que compromete la circulación sanguínea en la zona.
Cuando se interrumpe el flujo sanguíneo en un compartimento cerrado, los tejidos musculares y nerviosos se ven privados de oxígeno, lo que puede llevar en pocas horas a la necrosis, pérdida de función neuromuscular e incluso a la necesidad de amputación. Es fundamental una actuación quirúrgica inmediata para evitar consecuencias irreversibles.
¿Por qué ocurre? Mecánica del daño en el síndrome compartimental isquémico.
Los músculos están envueltos por una membrana firme llamada fascia, que forma estructuras cerradas denominadas compartimentos musculares. En su interior conviven:
💠 Músculos.
💠 Nervios.
💠 Arterias y venas.
Aunque las fascias tienen cierta capacidad de expansión, si se acumula sangre, edema o exudado, la presión interna puede superar la perfusión capilar, produciendo isquemia tisular progresiva.

Causas del síndrome compartimental o fasciotomía aguda ⚠️
Las causas del síndrome compartimental isquémico o agudo se dividen en 2 grandes grupos, de acuerdo con Matsen y Rowland:
💠 disminución del tamaño del compartimento y
💠 aumento del contenido del compartimento.
🫸 Disminución del volumen del compartimento:
🔹Cierres quirúrgicos a tensión.
🔹Escayolas, vendajes o prendas compresivas excesivas.
🔹Congelación o quemaduras profundas.
🫸 Aumento del contenido y presión del compartimento por:
🔹Fracturas (sobre todo tibia, fémur, codo).
🔹Aplastamientos con hemorragia interna.
🔹Isquemia por compresión vascular prolongada.
🔹Necrosis muscular, rabdomiólisis.
🔹Hemorragias y/o hematomas tras intervenciones quirúrgicas.
En fracturas, por ejemplo, es típico en:
🔸Supracondíleas del codo.
🔸Tibia o región supracondílea del fémur.
🔸Lesiones por aplastamiento del pie.
Las consecuencias pueden incluir mioglobinuria, hiperkalemia y acidosis metabólica, factores de riesgo de fallo renal agudo.
📌 Por lo tanto, el síndrome compartimental agudo es una urgencia traumatológica pues si el aumento de presión se mantiene durante 8 horas las lesiones en los tejidos (músculo, nervios, circulación…) son irreversibles y puede provocarse un daño de tejidos y una afectación sistémica que amenace la vida del paciente.

Síntomas de presión compartimental aguda o isquémica.
Los síntomas dependen del tipo de síndrome compartimental, pero en general incluyen:
➡️ Dolor intenso y progresivo que no mejora con analgésicos.
➡️ Sensación de presión y rigidez en la extremidad afectada.
➡️ Parestesias (hormigueo o adormecimiento).
➡️ Disminución de la fuerza muscular.
➡️ Piel tensa, brillante y edematosa (inflamada).
➡️ Dificultad para mover la extremidad.
➡️ Disminución o ausencia de pulso distal (en casos avanzados).
📢 Regla de las 5 P (en inglés):
✅ Pain (dolor)
✅ Pallor (palidez)
✅ Paresthesia (hormigueo)
✅ Pulselessness (ausencia de pulso)
✅ Paralysis (pérdida de movilidad)
👉 Si presentas estos síntomas la descompresión del compartimento es una urgencia quirúrgica, antes de que se produzcan secuelas irreversibles.
El cuadro clínico de síndrome compartimental agudo cursa con dolor, en ocasiones desproporcionado en relación al traumatismo, lo cual debe alertarnos.
El dolor aumenta con el estiramiento pasivo de los músculos. Se produce un aumento de la tensión del compartimento, hinchazón y cianosis o palidez.
Luego aparecen alteraciones sensitivas o parestesias y, en las fases finales, parálisis.
Los pulsos pueden estar atenuados, pero se mantienen.
El diagnóstico y tratamiento precoz son fundamentales pues muchos estudios señalan que una vez presentadas las alteraciones sensitivas sólo el 15% de los pacientes se recuperan completamente.
👉 Estos síntomas son progresivos y se agravan con el paso del tiempo. Un retraso de más de 8 horas puede hacer que las lesiones sean irreversibles.
Diagnóstico del síndrome compartimental agudo.
El diagnóstico del síndrome compartimental agudo y el síndrome compartimental isquémico es clínico. No obstante, debe confirmarse mediante la medición de la presión intracompartimental con dispositivos homologados (como el sistema Stryker).
Presión patológica: ≥ 30 mmHg.
Diferencia entre presión diastólica y compartimental < 30 mmHg.
📉 Si no se dispone del aparato de medición, se recomienda actuar quirúrgicamente si la sospecha clínica es clara. Como dice la máxima traumatológica:
👉 «Mejor una fasciotomía de más que una pierna de menos.»
Importacia medir la presión intracompartimental en casos agudos
En el contexto del síndrome compartimental agudo, el uso del medidor de presión intracompartimental resulta fundamental para confirmar el diagnóstico de forma objetiva y urgente.
Este dispositivo permite cuantificar con precisión la presión dentro del compartimento muscular, donde conviven músculos, nervios y vasos sanguíneos. Cuando dicha presión supera los límites normales, el flujo sanguíneo se compromete gravemente, generando isquemia tisular progresiva.
Esta medición es clave para identificar la necesidad inmediata de una fasciotomía quirúrgica, especialmente en situaciones donde los signos clínicos no son concluyentes, pero el riesgo de daño irreversible es elevado.

Medición de la presión del compartimento anterior del antebrazo, músculos epitrocleares, en motorista profesional, con el dispositivo homologado de Stryker.
Fasciotomía del síndrome compartimental agudo e isquémico.
📢 El tratamiento del síndrome compartimental agudo es una urgencia quirúrgica. Es la descompresión del compartimento mediante fasciotomías amplias. Además, hay que corregir las causas primarias del mismo, si fuese posible, como alinear y fijar fracturas.
La fasciotomía del síndrome compartimental agudo o fasciectomía es un procedimiento quirúrgico en el que se corta la fascia para alivar la tensión o la presión. De esta manera evitamos la falta o pérdida de circulación resultante en una zona de tejido o músculo.
✅ Objetivo:
🔹Decomprimir el compartimento afectado.
🔹Restablecer el riego sanguíneo.
🔹Prevenir la necrosis muscular y nerviosa.
🫸 La fasciotomía en caso de síndrome compartimental agudo es un procedimiento que salva la extremidad. Cuanto antes actuemos más complicaciones evitaremos.
💠 Fasciotomía abierta para el síndrome compartimental agudo: Se realiza una incisión amplia de la piel y se abre la fascia. Si existe mucho edema de los tejidos, que no permiten un cierre sin que la piel sufra por tensión (en casos de fracturas, aplastamientos etc), se deja la herida abierta para permitir la descompresión y se cierra la piel cuando baje la inflamación de los tejidos.
→ Incisiones amplias sobre la piel y fascia.
→ A veces se deja la herida abierta si hay gran edema.
→ Puede requerir injertos cutáneos si hay necrosis.
💥 En pacientes con edema severo, no se debe cerrar la herida prematuramente. Una sutura a tensión puede desencadenar un nuevo episodio isquémico.
💠Fasciotomía ecoguiada:
→ No indicada en casos agudos severos.
→ Se reserva para síndrome compartimental crónico.
La más grave es la contractura isquémica o retracción de Volkman, que implica una fibrosis progresiva que puede tardar en establecerse casi un año. Puede terminar con la extremidad encogida, dolor neuropático de difícil control y gran limitación funcional.
Otros grados de necrosis y daño de tejidos blandos, músculos, nervios ocasionarán diversas secuelas y limitaciones.
⚠️La amenaza vital, si se produce un fallo renal, ha de evitarse con la fasciotomía urgente.
¿Cuándo es necesaria una fasciotomía para el síndrome compartimental agudo?
📌El síndrome compartimental agudo es una urgencia médica. En muchas ocasiones puede ser vital,y requiere cirugía inmediata cuando se presentan los siguientes criterios:
✅ Presión intracompartimental > 30 mmHg.
✅ Dolor intenso y progresivo que no mejora con analgesia.
✅ Piel tensa, brillante y edematosa en la extremidad afectada.
✅ Disminución del pulso distal (solo en fases avanzadas).
✅ Parestesias o parálisis debido a la compresión nerviosa.
📢 En estos casos, la fasciotomía debe realizarse de inmediato, ya que el retraso en la intervención puede provocar necrosis muscular, daño nervioso irreversible e incluso la necesidad de amputación.
¿Cuándo es necesaria una fasciotomía para el síndrome compartimental isquémico?
📌 Fasciotomía en el Síndrome Compartimental Isquémico
Como hemos dicho, este tipo de síndrome compartimental se asocia con alteraciones del flujo sanguíneo y su indicación quirúrgica dependerá de la causa subyacente:
🔹 Si la isquemia es transitoria o reversible, se puede optar por tratamiento conservador.
🔹 Si hay una obstrucción vascular grave con riesgo de necrosis, puede ser necesaria una fasciotomía junto con cirugía vascular para restaurar la circulación.
Conclusiones
Conclusiones
✅ El síndrome compartimental agudo es una emergencia médica que exige diagnóstico precoz y tratamiento inmediato.
✅ La fasciotomía quirúrgica abierta salva extremidades y, en muchos casos, vidas.
✅ Reconocer los síntomas clínicos y actuar sin demora puede evitar lesiones irreversibles.
🚀 Detectar el síndrome compartimental a tiempo y aplicar el tratamiento adecuado son factores clave para lograr una recuperación funcional completa del paciente.
Testimonio secuelas del compartimental isquémico.
Merche Sáenz | Mérida, Octubre de 2020
Tras seis meses sin un diagnóstico correcto, mis piernas estaban cada vez peor. El dolor era insoportable, los músculos se palpaban rígidos como piedras y el equinismo ya no me dejaba ni ponerme en pie.
Mis traumatólogos se miraban unos a otros sin saber qué decir. Y, lo peor, sin atreverse a reconocer que no habían diagnosticado a tiempo un síndrome compartimental y que, llegados a ese punto, no tenían ni idea de cómo abordar sus secuelas.
Fue así como, a la desesperada, decidí buscarme la vida por mi cuenta y navegando por internet encontré al Dr. Villanueva.
Creo que eran las cuatro de la madrugada cuando le escribí un mail contándole mi caso. Al despertar, su respuesta estaba ahí: «Tengo que verte. Ven en cuanto puedas, aunque sea sin cita». Por supuesto, no lo dudé un segundo y acudí ipso facto.
Su gesto, al tocar mis piernas, lo dijo todo: aquello era mucho más serio que las «contusiones» que mis traumatólogos sostenían como diagnóstico. Y el ecógrafo confirmó sus sospechas. Había necrosis muscular y retracción isquémica en los gemelos, el soleo, y los flexores profundos de ambas piernas. Además, los nervios peroneos estaban pinzados por las fibras dañadas, y de ahí el dolor continuo y lacerante.
Sus palabras fueron firmes: había que operar lo antes posible. Retirar la musculatura necrosada, liberar nervios, y alargar los gemelos para corregir el equinismo. Y había que hacerlo lo antes posible para evitar daños mayores.
Fue un mazazo. Y no solo por lo que significaba pasar por quirófano y afrontar una convalecencia, a priori, complicada, sino porque después de tantos meses y tantos “especialistas”, me sentía engañada, totalmente decepcionada de la clase médica. ¿Cómo volver a confiar en otro médico?
Y, sin embargo, ahí le tenía, con su voz serena, su gesto firme, su verdad sin tapujos y su puerta a la esperanza: “Ni yo ni nadie podemos devolverte los músculos necrosados, pero si me dejas operarte, te prometo que volverás a andar y recuperarás la máxima movilidad posible»
No voy a extenderme con los pormenores de las intervenciones quirúrgicas y sus respectivas convalecencias.
Solo quiero decir que el equinismo se corrigió desde el primer día y que, una vez superada la inevitable inflamación postoperatoria, el dolor también cedió.
¡Puedo caminar! Y he recuperado gran parte de la movilidad perdida. Pero hay otra cosa aún más importante que he recuperado: la confianza en los médicos.
Ojalá muchos profesionales aprendieran de la pericia y humanidad que el doctor Villanueva y su equipo gastan. Imposible pedirles más. Desde el minuto cero pendientes de que todo fuera perfecto. Y eso que no se lo puse fácil, porque hacía mucho tiempo que no se enfrentaban a un desaguisado semejante «Te hemos sacado un alien», dijo María, la enfermera, refiriéndose a la musculatura necrosada que habían tenido que resecar.
Podría añadir una nutrida lista de detalles y anécdotas que avalan el buen hacer de mi querido Manuel Villanueva —permitidme que le tutee tras la odisea que hemos vivido juntos— pero todo se resume en un GRACIAS con mayúscula. Sin duda, ponerme en sus manos ha sido la decisión más acertada de mi vida.
Comentario del especialista sobre las secuelas del compartimental isquémico y este testimonio.
Merche, “Estricnina”, como la llamamos cariñosamente en el equipo por su brillante libro del mismo título, tenía un cuadro de retracción por isquemia y necrosis de las piernas, derivados de una operación compleja y prolongada durante la cual sus piernas estuvieron en una posición forzada, que le “cortaba” la circulación.
Vino a la consulta con una mezcla de esperanza, desesperación y cierta desconfianza, la de muchos pacientes cuando los médicos no les hacemos todo el caso debido. Ella, enfermera, tenía este sentimiento porque ni siquiera encontraba la comprensión de que los médicos reconociesen su verdadero estado, no ya el diagnóstico o el tratamiento.
Sus pantorrillas estaban duras como las de un campeón olímpico de velocidad, pero no podía apenas andar porque la retracción y acortamiento de la musculatura le hacía caminar de cada vez más de puntillas y se fatigaba pues su marcha no era natural o normal.
Se tocaba un cordón duro, fibroso, donde debería haber músculos elásticos y normales. La ecografía objetivaba una musculatura fibrosada, sin el patrón normal de los haces musculares y el nervio estaba también atrapado. Había que liberar el nervio y liberar o resecar las partes muertas del músculo, que no se contraían y actuaban como bandas fibrosas, para devolver la movilidad, primero pasiva y luego, si la evolución era favorable, activa.
Desgraciadamente esta es una cirugía que no se puede hacer con ecografía, como tantas otras, sin abrir, y es una cirugía “a la carta”.
Afortunadamente pudimos hacer casi toda la operación con una incisión pequeña sobre el cuello del peroné, liberando el nervio ciático poplíteo externo, liberando y alargando la musculatura, extirpando las zonas muertas del gemelo externo y soleo y peroneos, haciendo también una fasciotomía de los compartimentos.
La movilidad pasiva se recuperó al instante, el equino (pies de puntillas) se corrigió y las bandas fibrosas de las piernas, tejido muerto en realidad, desaparecieron. Con mucho trabajo y dedicación consiguió una enorme mejoría.
Los cuadros isquémicos, los síndromes compartimentales pueden ocurrir, a veces, de una forma algo más insidiosa de lo que pensamos y perdemos la oportunidad de descomprimir el compartimento y limitar los daños de los tejidos.
Afortunadamente, aunque tarde, Merche consiguió mejorar muchísimo su calidad de vida y nosotros estamos muy contentos con su evolución y su amistad.
Muchas gracias Merche por tu testimonio, tu prosa y tu fe en nosotros.
Artículo escrito y verificado por el especialista en traumatología Dr. Villanueva.