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Evitar la Artrosis,
¿Es posible?

Artrosis en el siglo XXI, ¿un mal inevitable?
En este artículo, el Dr. Manuel Villanueva profundiza en los desafíos que plantea esta enfermedad, centrándose especialmente en la artrosis de rodilla, una problemática en constante aumento en la era post-industrial.

Artículo verificado por el especialista en traumatología Dr. Villanueva.
🕰️ Tiempo de lectura: 7 minutos

La artrosis es la enfermedad musculoesquelética más común y una de las principales causas de dolor y discapacidad en todo el mundo, una verdadera epidemia del siglo XXI

En la era post-industrial ha habido un alarmante aumento de la artrosis, principalmente la artrosis de rodilla y no está demostrado que sea sólo porque vivimos más años o por el sobrepeso, un mal en los países desarrollados desde mediados del siglo XX.

Es una afección crónica que causa daño, deformidad de las articulaciones (daño del cartílago hialino, degeneración meniscal, alteración del hueso subcondral, aumento de la inflamación de la membrana sinovial) y limitación funcional, que incluye dolor, rigidez o limitación del rango de movimiento de la articulación.

La incidencia aumenta bruscamente a partir de los 50 años y se estabiliza después de los 80 años. Casi el 40% de las personas mayores de 60 años tienen signos de artrosis, afectando al 10% de los hombres y 18% de las mujeres mayores de 60 años, según la OMS.

Un estudio reciente en la población española informa de tasas de incidencia de artrosis de 6.5, 2.1 y 2.4 por 1,000 personas-año para rodilla, cadera y mano, respectivamente. Las tasas de reemplazo total de rodilla y de cadera han aumentado y se producen en edades más tempranas.

Su causa es desconocida, aunque existen factores predisponentes, como lesiones previas articulares (por traumatismos o por la práctica de ciertos deportes), debilidad muscular, factores hormonales, nutrición, obesidad o profesiones que exigen un sobreesfuerzo articular. Factores como la edad, el sexo, factores genéticos o la raza pueden influir en su aparición.

Las lesiones articulares se han identificado como un factor de riesgo para desarrollar artrosis. Los factores genéticos están asociados con el desarrollo de artrosis de rodilla (40-65%) o de cadera (60%).

No hay un tratamiento efectivo de la artrosis, en el momento actual, para prevenir, detener o evitar la artrosis, por lo que los tratamientos actuales consisten en una combinación de tratamientos farmacológicos y no farmacológicos, para controlar el dolor y mejorar la función.

▶️ Tratamientos y medicamentos para la artrosis
▶️ Tratamiento del cartílago con artrosis

 

Tratamientos para evitar la artrosis.

💛 1-Tratamientos no farmacológicos para evitar la artrosis. Incluyen la pérdida de peso y el ejercicio aeróbico, que son fundamentales incluso en pacientes con síndrome metabólico (obesidad, dislipidemia e hiperglucemia e hipertensión), asociado a aumento de la tasa de artrosis.

El ejercicio, el deporte ha demostrado beneficios para la salud global, como la salud ósea, cardiovascular, mejorar la acción de la insulina y el estado psicológico.

Además, puede aumentar la estabilidad y flexibilidad de las articulaciones, reducir el dolor, mejorar la capacidad funcional y la independencia, por lo que se considera una primera línea de tratamiento para evitar la artrosis.

Evitar la artrosis

Con el deporte, se liberan endorfinas, las llamadas “hormonas del placer” que aumentan el umbral de dolor, pero la actividad física vigorosa puede aumentar el riesgo de lesiones articulares y de estructuras como meniscos, ligamentos, y cartílago articular.

💛 2-Tratamientos farmacológicos para evitar la artrosis. Pueden ser generales o intraarticulares.

Los medicamentos pueden modificar los síntomas, disminuir el dolor y mejorar la función, la rigidez, pero ninguno ha conseguido modificar el curso de la enfermedad.

– Los generales comprenden los analgésicos, antiinflamatorios (AINES) u opioides. Los AINES pueden tener efectos secundarios adversos sobre el riñón, gastrointestinal y el sistema cardiovascular. Los llamados condroprotectores intentan modificar la progresión de la enfermedad, como los suplementos de glucosamina, condroitina, diacereína o colágeno hidrolizado.

–  Los intraarticulares incluyen la administración de corticoides, que pueden dar efectos secundarios sistémicos en pacientes con diabetes o con hipertensión; de ácido hialurónico, de plasma rico en factores de crecimiento, de suero autólogo condicionado y las células madre.

Las infiltraciones de ácido hialurónico (AH) proporcionan beneficio sin los efectos adversos sistémicos asociados con los corticosteroides y con resultados positivos sobre el dolor y la función. Reducen el consumo de analgésicos y retrasan la cirugía de prótesis. Con los AH de última generación se ha visto un efecto muy positivo de estimulación de la producción de ácido hialurónico endógeno (el del propio paciente) y reducción de la inflamación.

Terapias biológicas

condroprotectores para evitar la artrosis

Las terapias autólogas más frecuentes usadas para prevenir y evitar la artrosis incluyen el plasma rico en plaquetas (PRP) o plasma rico en factores de crecimiento (PRFC, es lo mismo que el PRP) y el suero autólogo condicionado.

El PRP o PRFC se prepara en 20-30 minutos en la consulta y se inyecta en la articulación. Normalmente se hacen tres sesiones. Se extrae la sangre, como para un análisis, se centrifuga, se separa la fracción donde están las plaquetas, donde se concentran los factores de crecimiento y se infiltra.

El orthokine tiene un proceso de elaboración más sofisticado, lo que hace que no se haya extendido tanto su uso. Se saca toda la sangre en una sola sesión y se prepara durante 7-8 horas. El suero autólogo lleva, además de los factores de crecimiento, anticuerpos que bloquean algunos mediadores de la inflamación en tendones y articulaciones.

Las terapias autólogas provocan mejoría del dolor, rigidez y función, estimulan la microrreparación (no la regeneración) del cartílago y reducen la inflamación. Aunque su uso está muy extendido, la falta de respuesta uniforme y duradera con estas terapias hace que se busquen nuevas alternativas, como la aplicación combinada de PRP, en la articulación y en el hueso subcondral.

Las terapias regenerativas con células madre para evitar la artrosis (que no hay que confundir con las terapias autólogas de la sangre) no han alcanzado la evidencia científica deseada. De casi 150 estudios en marcha se han publicado menos de un tercio y menos de una decena con resultados clínicos. Son series de muy pocos pacientes y con seguimientos pequeños, 2-3 años. Su aplicación frecuente, en la práctica clínica, va muy por delante de la evidencia científica publicada y demostrada.

Los resultados, en situaciones de desgaste o artrosis moderada, empiezan a ser promisorios, con mejorías clínicas, en un 60-85% de los casos, transcurridos 3- 6 meses desde la infiltración; más lentas cuanto peor está la rodilla, No suponen un rejuvenecimiento articular, ni frenan la artrosis, cumplen una función antiinflamatoria y de mejoría clínica y microrreparaciones, pero no un verdadero rejuvenecimiento de los tejidos.

💛 3-Evitar la artrosis con cirugía. Este tratamiento puede consistir en la limpieza o desbridamiento artroscópico, diferentes formas de auto o aloinjerto de cartílago o cultivo de condrocitos. Estas técnicas están indicadas en lesiones focales y aisladas, no cuando existe un desgaste generalizado, una artrosis establecida.

En los casos muy evolucionados las prótesis son una realidad con excelentes resultados y supervivencias superiores al 90-95% a 20-25 años, y un porcentaje muy bajo de complicaciones o malos resultados. Sin embargo, siempre se considera una opción final.

– Las células madre cultivadas consisten en sacar grasa o sangre y enviarla a un banco de cultivo de células. Al cabo de unas semanas se las envían multiplicadas al hospital y al cirujano para que las inyecte en la articulación.

– Las células madre no cultivadas consisten en sacar sangre de su cresta iliaca o de la grasa de la tripa, centrifugarlas e inyectar las células en la articulación, en una sola sesión, en quirófano.

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Parte I – Evitar la Artrosis, ¿Es posible?

Parte II – Artrosis y Fenotipos. ¿Cuál es el futuro?